- Editorial:
- ALTAIR REVISTA,S.L.
- Materia:
- Revistas
- EAN:
- 9789201190697
- Páginas:
- 164
- Idioma:
- CASTELLA
- Colección:
- SEGONA EPOCA
69 PERU -ALTAIR REVISTA (2ª EPOCA)
AA.VV

Tiene un territorio 2,5 veces mayor que el español, pero su tópico asimila el todo a una única parte: los Andes. En verdad, el Perú acoge más realidades. Si cruzásemos el país de oeste a este, engarzaríamos tres universos geográficos y mentales. El primero es el litoral, donde se concentran la economía mercantil y las ciudades más activas. El segundo, la sierra, donde comunidades de habla quechua o aimara viven suspendidas en las alturas, a días de marcha del árbol más cercano y al pie de montañas colosales: decenas de cumbres peruanas superan los seis mil metros de altitud, y más de un millar se elevan por encima de cinco mil. El tercer universo es la selva, apoteosis de exuberancia, habitada por trescientas especies de mamíferos y 2.500 de mariposas, y cuyas acosadas culturas autóctonas intentan sobrevivir al hallazgo de materias primas en sus tierras. Si, en cambio, emprendiéramos esa travesía de norte a sur, descubriríamos otros contrastes. Por una parte, la región septentrional, de cultivos intensivos, latifundios y movimientos sindicales. De otra, el sur, tradicional, tierra de aristocráticas mansiones y solemnes monasterios, donde urbanidad y etiqueta son aún virtudes cardinales. Y queda Lima, la capital, con sus más de ocho millones de habitantes, el matraz donde todas esas realidades se funden en un magma efervescente, un destilado del encuentro y la mezcla. Con la historia pasa lo mismo, asimilándose la identidad nacional al pasado incaico. Desde la cultura Caral, cinco mil años antigua, más de una veintena de civilizaciones pasaron por el Perú antes de la llegada de Francisco Pizarro. Algunas coexistieron con los incas, e incluso los combatieron en alianza con los castellanos. Cada una tuvo su territorio, un período de hegemonía, rasgos diferenciados... Todas legaron sus vestigios: muchos de ellos justifican, por sí solos, el viaje; juntos son un reclamo inaplazable. Otro lugar común es que el Perú es un país peligroso. Hoy, no. O no más que tantos otros. Eso sí, conviene no dar muchas cosas por sabidas. Por ejemplo, que la lengua común permite la comunicación. No necesariamente. Las mismas palabras tienen, a menudo, significados distintos. Incluso la realidad se interpreta de dispar manera. En cualquier caso, la prudencia y la modestia, junto a una sonrisa, son llaves que abren muchas puertas. Queremos agradecer a Núria Sala, a Joan Casanovas y a Raimon Pla la generosa ayuda que nos prestaron durante la elaboración de este monográfico. Sus enriquecedoras charlas nos ayudaron a entender y amar el Perú.