- Editorial:
- ALTAIR REVISTA,S.L.
- Año de edición:
- 2009
- Materia:
- Revistas
- EAN:
- 9789201076601
- Páginas:
- 170
- Idioma:
- CASTELLA
- Colección:
- SEGONA EPOCA
61 ANTARTIDA Y TIERRA DEL FUEGO -ALTAIR REVISTA (2ª EPOCA)
NATURALEZA SUPERLATIVA
AA.VV

Monográfico dedicado a las regiones australes de Tierra del Fuego y Antártida. Las comunicaciones son aún un poco difíciles, pero por esta misma razón Patagonia conserva intacto todo su atractivo y su carácter indomable. La belleza de sus paisajes contrasta con la dificultad a la hora de establecer comunidades humanas debido la pobreza del suelo, el frío y los vientos inmisericordes. A lo largo de siglos fue imposible vivir allí y a finales del siglo XIX el Estado argentino utilizó estas tierras ignotas para confinar delincuentes y disidentes políticos. No fue hasta la llegada de rebaños de ovejas -sí, ovejas- que la explotación económica de la región y su evolución hacia la modernidad fue una realidad. Sin embargo, hoy en día la Patagonia sigue considerándose un lugar donde sólo pueden vivir los más fuertes. Donde la naturaleza es la protagonista Son dos mundos distintos, aunque unidos por un mismo gran viaje: el que zarpa de la Tierra del Fuego, surca el pasaje de Drake y lleva a la Antártida. Para el viajero actual, la Tierra del Fuego es un compendio de paisajes grandiosos, una maravilla natural hecha de cumbres perpetuamente nevadas y glaciares que se precipitan sobre un dédalo de canales oceánicos. Pero la región no siempre se valoró así: históricamente encarnó el infierno en la tierra. Sobre todo por su suelo pobre, y un frío y un viento atroces. Todos los intentos de poblamiento humano acabaron de manera calamitosa durante siglos. Solo algunas culturas indias fueron capaces de arañar un espartano sustento a la desolación. Ya en los estertores del siglo XIX, el Estado argentino utilizó el confín austral para librarse de personas molestas. Con ese fin, creó un presidio donde confinó a delincuentes empedernidos y a disidentes políticos. Aquel penal intensificó la imagen del averno fueguino.La situación cambió con la llegada de los primeros rebaños de ovejas. Su adaptación abrió las puertas a la explotación económica. Empresarios y aventureros crearon estancias, decididos a enriquecerse con la necesidad de carne y lana de las ciudades septentrionales. Y cuando las poblaciones indias ocasionaron alguna molestia, las exterminaron sin miramientos. En la actualidad, claro, la modernidad y los derechos humanos imperan en la Tierra del Fuego. Pero no atenuaron la ferocidad climática, ni borraron la imagen local como un hogar exclusivo para los más fuertes.Si la Tierra del Fuego tiene una historia truculenta a sus espaldas, no lo es menos la de la Antártida, uno de los últimos grandes desafíos para la exploración geográfica en el siglo XX. Hoy, felizmente, el continente blanco es un símbolo de cooperación internacional, de cómo el ser humano se puede conjurar para preservar los valores naturales de un mundo tan hermoso y frágil, en beneficio de todos.Para orientarnos por los delicados recovecos antárticos, para enseñarnos a observar y a entender su majestuosa belleza, contamos con la ayuda de dos de las personas que más y mejor conocen aquel mundo helado en el Estado español: los doctores Josefina Castellví y Joan Manuel Vilaplana, quienes visitaron repetidas veces el continente en sucesivas misiones científicas, permaneciendo largas temporadas en la Antártida. Ambos nos dedicaron su tiempo y su sabiduría con tanta generosidad como paciencia. Muchas gracias a los dos.