La cara más conocida de Camboya son los impresionantes vestigios de Angkor, capital de el antiguo imperio jemer y, la más dramática, los cuatro años de terror impuesto por los jemeres rojos entre 1975 y 1979. La utopía rural de Pol Pot cristalizó en un país en ruines y casi dos millones de muertos, pero no borró la belleza de su patrimonio histórico y natural, ni su cultura, ni la calidez de una población amable y acogedora que prácticamente no recibe turismo y se esfuerza en reconstruir su mundo, alejado aún de la transformación vivida en Vietnam o en Tailandia.
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Para conocer Camboya a través de... la Literatura