- Editorial:
- LAERTES
- Año de edición:
- 2014
- Materia:
- Viajeros Contemporáneos
- ISBN:
- 978-84-7584-947-8
- EAN:
- 9788475849478
- Páginas:
- 241
- Idioma:
- CASTELLA
- Colección:
- NAN SHAN
VIAJES Y LAS HORAS, LOS
El relato de veinticuatro viajes... más uno que no es y lo es. El veinticinco. Veinticuatro viajes a lugares repartidos en los cinco continentes y que han sido realizados a lo largo de unos doce años. Cada uno está narrado a una hora del día que puede ser considerada como una hora perfecta para ese lugar. Están relatados desde la experiencia y punto de vista de un viajero. Son relatos en primera persona, pero, en realidad, son dos personas las que están implicadas: el viajero narrador y una mujer, ella, que le acompaña en cada viaje. Todos son viajes reales y posibles de realizar, si bien algunas zonas son hoy imposibles de recorrer debido a los conflictos bélicos o políticos. Están descritos desde un lugar específico, un bar, una esquina, un banco, un puente, una orilla... donde el viajero saca su libro de notas y escribe lo que ve, lo que ha visto o lo que verá. Desde este punto de vista es una guía, pero no de las que sirven para obtener informaciones útiles como hoteles u horarios de trenes, pues nada tiene que ver con la logística imprescindible para viajar. Aquí el lector y viajero virtual conectará cada lugar con poesía, cine, narrativa, teatro, pensamiento, sensaciones y ese «apresar las cosas según vienen», en palabras de Magris, que enriquecen la experiencia de la lectura y del viaje real. Viajar es una actividad que se sitúa entre lo poético y lo político. Tiene algo de esas dos acciones, pero no es ninguna de ellas. Y como aquel gemelo que Einstein enviaba al espacio en sus experimentos mentales, al regresar uno no es el mismo..., aunque no necesariamente mejor. Ese es el riesgo y el placer. Ch. Dickens decía que si a uno le gustan los viajes efectuados, si habían sido bellas e importantes experiencias, tal vez puedan serlo para otros. Escribir sobre viajes ?probablemente toda escritura? es, al final, un acto de amor..., aunque no deba ser o no sea necesariamente correspondido, lo cual también con frecuencia ocurre en el amor, el otro amor. «No hay respuesta para el asombro», decía L. Wittgenstein.